miércoles, 28 de diciembre de 2011

COMO INICIAR UN GRUPO DEL PACTO

LA IGLESIA QUE ESTA EN TU CASA
Como iniciar Grupos del Pacto Discipulado
Objetivo : Motivar a abrir las puertas del hogar para iniciar un Grupo del Pacto discipulado Lectura bíblica: Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de”
 Estas palabras fueron pronunciadas por Jesús a sus apóstoles en el contexto de un discipulado personal e íntimo con ellos. En el tiempo de Jesús el término "cenáculo" se refería al comedor de la casa. Era el cuarto grande de arriba o aposento alto dónde el Maestro celebró su última cena con sus discípulos. Nuestro Señor transformó esa habitación en algo más que un comedor. Lo convirtió en un lugar dónde Jesús comparte íntimamente con sus amigos, los atrae a una comunidad de amor, llena de su Espíritu y envía a continuar Su misión. Hoy día, nosotros queremos imitarle a Él y a los primeros cristianos, abriendo hogares para Cristo en todo lugar.
 ¿Desea usted abrir las puertas de su hogar para expandir el Evangelio de Jesucristo? ¡Es la más bella decisión que un dueño o dueña de casa cristianos puedan tomar! Vayan mis felicitaciones y la bendición del Señor para que ésta sea una obra de Dios. Indudablemente Jesús quiere que Su Palabra crezca no sólo en calidad espiritual sino también en cantidad de discípulos. Calidad y cantidad son dos metas que van unidas en el cumplimiento de la Gran Comisión dada por Él: “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”( Mateo 28:19,20) 

COMO COMENZAR
 La primera pregunta es ¿y cómo empiezo? Pues usted ya tiene la respuesta si quiere hacerlo. El Espíritu Santo ha puesto en su corazón algo fundamental: la motivación. No se detenga inútilmente a preguntarse si ese deseo nace de algo positivo o negativo en usted. Eso es algo que sólo Dios debe juzgar. Hacerlo es una pérdida de tiempo. Usted sabe que ama al Señor y Él ama salvar y santificar a muchos. Pablo decía que no era juzgado de nadie y tampoco se juzgaba a sí mismo. (1 Corintios 4:3) Así es que ya tiene algo importante: como dice la alabanza, “he decidido seguir a Cristo” y abrir su hogar para celebrar reuniones y alimentarnos juntos en la Palabra.

 ORAR PIDIENDO SU VOLUNTAD.
 El segundo paso es tan simple como el primero y consiste en orar. Le va a pedir al Señor diariamente dirección para escoger a sus invitados. Dedique mucho tiempo a ello. Declárele su amor a Jesús, acérquese a Él y muéstrele su proyecto, para que Él lo bendiga. “Al hombre le toca hacer planes y al Señor dirigir sus pasos” (Proverbios 16:9) Aquí se trata de orar por algo específico: personas para conformar este Grupo del Pacto. Estas pueden ser cristianas y no cristianas. Es bueno mezclar ambos tipos pues unas le ayudarán a testificar de Cristo a las otras. Piense en aquellas personas con quienes tiene una relación de amistad. Basta con decidir por cuatro o cinco y ya tiene una lista interesante de invitados. La idea es cubrir en oración de amor y fe a todas las personas que usted invitará. Cuando Dios ya le ha mostrado los invitados, entonces usted decida una fecha y hora para la reunión.
 Aquí es importante contar con el beneplácito y ojalá la colaboración del resto de la familia o los moradores de su casa, para impartir un clima agradable durante el tiempo que durará el evento. El lugar más adecuado es el comedor, en torno a la mesa, donde se servirá al término de la reunión un pequeño momento fraternal, según la costumbre del lugar, sin bebidas alcohólicas. Es importante no pensar en un número tan grande de personas, sino un número que sea de fácil manejo para una reunión, ya que si la cantidad de personas es muy extensa, se tiene que formar un nuevo grupo, la meta es 12 personas, más allá de esa cantidad implicaría crear un nuevo Grupo del Pacto.

 LA INVITACION
 Entonces el tercer paso es la invitación. Acérquese usted personalmente a aquellas personas que ha escogido y en forma privada y con suma amabilidad dígales: “Querido amigo, quiero hacerte una invitación muy especial para mi casa este viernes. Se trata de una reunión para compartir La Palabra . No tiene que utilizar necesariamente las mismas palabras, sino que la idea es que la persona sienta que ella es alguien especial para usted, lo cual es real, pues, para Cristo que la está llamando, es alguien muy especial. La invitación verbal puede ir acompañada de una invitación escrita, lo cual le da mayor seriedad y formalidad a ésta, la cual puede ser redactada de la siguiente forma, a modo de ejemplo: Usted está cordialmente invitado a nuestra casa para compartir un tiempo de amistad y espiritualidad cristiana este viernes a las 19 horas en Avenida Pedro Prado 3188 Iquique, sector Sur. Teléfono 314644 No use en la invitación términos como iglesia, u otra institución similar, para evitar prejuicios que impidan la asistencia.

 LA REUNION DEL GRUPO
 El cuarto paso es la planificación misma de la reunión. Considere usted un mínimo de pasos: a) presentaciones, b) uno o dos cantos, c) oración de gratitud, d) peticiones, e) oración y unción por los enfermos, f) breve lectura y reflexión de la Palabra de Dios, g) bendición final y h) momentos fraternales . Veamos cada aspecto con más detalle. a) presentaciones. En forma natural haga que cada invitado se presente brevemente. Evite en este momento el comentario de problemas o testimonios que no aportan al clima del grupo. Basta con que cada uno diga su nombre. Esto es válido para el inicio del Grupo, o cuando llegue una persona nueva. En las reuniones siguientes ya no se tiene este paso. b) cantos, alabanzas , Elija dos canciones cristianas no muy largas, de fácil melodía y muy inspiradas, de preferencia basadas en algún salmo. Dé el ejemplo usted, cantándolas con naturalidad, con los ojos abiertos y dando alguna expresión corporal, sin exagerar para no “asustar” a sus invitados. Será muy bueno que usted reparta hojas con los cantos impresos, para que todos puedan seguirlo. Si en su familia alguien toca guitarra o teclado, pídale su ayuda para acompañar con música, también se puede usar apoyo tecnológico si existe, por ejemplo, fondo musical grabado, un PC., o un proyector, etc. c) oración de gratitud. Manifieste usted, antes de hacer esta oración, lo importante que es presentarse al Señor dando gracias y no pidiendo de inmediato, como señala la Biblia: “Entrad por sus puertas con gratitud, por sus atrios con alabanza” (Salmo 100:4)

Luego haga una oración en voz alta, calmada, pausada, inspirada, natural, dando gracias por la presencia de cada invitado y por la bendición de tenerlos en su hogar, en el nombre de Jesús, amén. Esta vez no haga petición alguna. El propósito es que en próximas oportunidades las acciones de gracias aumenten, participando cada invitado, quienes darán gracias por distintas bendiciones. de Dios (sanidad, casa, vestuario, alimentos, trabajo, etc.) d) peticiones. Es la parte central de la reunión ya que permite escuchar a las personas en sus necesidades vitales, en un ruedo donde todos se miran pueden hablar en forma directa, contando al grupo sus preocupaciones, es vital que el guía del grupo o facilitador maneje los tiempos para que todos tengan la oportunidad de hablar y presentar sus necesidades.

 Después se procede a realizar una oración de tipo comunitaria, puede ser tomado de las manos, hay personas que prefieren estar de rodillas, o de pie, o sentados. Cada uno como sienta mejor vivir su espiritualidad. Comente que esto permite aprender a orar los unos por los otros. e) oración y unción por los enfermos. Dios quiere salvar y sanar. No hay mejor demostración de Su poder que en la sanación. A través de estos hechos maravillosos, Jesús muestra Su Soberanía sobre la creación.

 Bríndele esa oportunidad al Señor de dar de Su amor a las vidas que han llegado a su hogar. Bríndeles también una oportunidad a sus invitados de conocer el poder de Jesucristo, orando por sus dolencias. Diga: “Ahora haremos oración por los enfermos, ¿hay alguien enfermo? ¿Tiene alguno de ustedes alguna dolencia? Pues, pase y siéntese aquí. Oraré por él y lo ungiré con aceite, como lo señala la Biblia en Santiago 5:14,15“ Tenga un pequeño frasco de aceite perfumado, el cual es fácil de adquirir en el comercio.

Cuando alguno pase a sentarse en la silla que usted indicó, pregúntele “¿Cuál es su problema?” Luego haga la oración de fe por sanidad y únjalo con aceite en la cabeza diciendo: “Te unjo en el nombre de Jesús, por cuyas llagas fuimos nosotros curados, pedimos de acuerdo a tus promesas, cúbrenos en tu preciosa sangre, y ahora , te declaro sano de todas tus dolencias. Amén” También puede hacer repetir previamente al enfermo el siguiente texto: “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza” (Jeremías 17:14) f) lectura y reflexión de la Palabra de Dios. Elija un texto sencillo del Evangelio y coméntelo. En su exposición válgase de ejemplos de la vida diaria y conduzca a sus oyentes hacia un cambio específico de actitud, es decir un llamado a la conversión, si los asistentes ya son convertidos, un llamado al seguimiento como discípulos.

 Ejemplo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” ( Mateo 4:4), el propósito puede ser: dejar las preocupaciones y los afanes por las cosas materiales y confiar en el Señor, en el caso del discipulado, reflexionar acerca del llamado del Señor a la disposición a renunciar a aquellas cosas que impiden el crecimiento espiritual. g) bendición final. Solicite que todos se pongan de pie e inclinen sus rostros para recibir la bendición de Dios. Usted ora pidiendo al Señor Su protección sobre todos los presentes y sus familias, tanto en el aspecto material, como espiritual; pide fortaleza para enfrentar las dificultades y firmeza para no ceder a la tentación. Finaliza su oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. h) Momentos fraternales : Es compartir en forma sencilla , te, café o lo que usted estime conveniente; con música cristiana de fondo y una conversación espontánea, darán al término de la reunión un ambiente muy grato, que hará sentir a los invitados muchos deseos de volver a la semana siguiente. Es la oportunidad para conversar misceláneos, ejemplo : actividades futuras, paseos, celebraciones, etc. ¡Qué el Señor bendiga su valiente determinación de abrir un espacio de reunión en su hogar! Recuerde que no está solo o sola en esta misión. Él le acompaña, conforme a Su promesa: “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”

 Rev. Luis Lorenzo Cortés G. Comunidades del Pacto Ministerio de Evangelismo y Discipulado

lunes, 29 de agosto de 2011

LA MISION DE JESUS : la mision de la iglesia

LA MISION DE LA IGLESIA : “hacer discípulos”
Está bien que nos preguntemos qué es la misión de la iglesia. Cada uno de nosotros debemos hacernos esta pregunta, en las diferentes etapas de nuestra vida, ante las circunstancias cambiantes de la iglesia, de la sociedad y del mundo en general. Gracias a Dios la respuesta fundamental viene de los labios del Señor Jesús; nos llega por medio de la palabra y del ejemplo de sus discípulos en las páginas del Nuevo Testamento. Cualquier controversia que haya entre nosotros respecto al significado de la misión de la Iglesia, debemos definirla a la luz de la revelación escrita. Por ejemplo, en Mateo 28:18-20 tenemos la así llamada “Gran Comisión” que el Maestro nos ha asignado y en la cual podemos subrayar los conceptos de totalidad, amplitud e inclusión.
I. La autoridad para la misión:
“Dios me ha dado autoridad en el cielo y en la tierra...” (v.18). Es el Verbo eterno, la segunda persona de la trinidad, y como tal ha tenido siempre toda autoridad sobre todas las cosas. Por lo tanto, sus palabras en este texto debemos leerlas, teniendo en cuenta la humillación y exaltación del Cristo humanado (Hechos 2:29-36; romanos 1:4; Filipenses 2:5-11). La autoridad de la misión reside en Cristo.
II. Los destinatarios de la misión:
“Todos los pueblos” (v.19). El concepto de “pueblos” o “gentes” trasciende el énfasis geopolítico que ha prevalecido en la definición que tradicionalmente le hemos dado a la misión de la iglesia. Dentro de un mismo estado o nación (unidad geopolítica) puede haber diferentes grupos o pueblos que tienen su propia identidad étnica y cultural. Los destinatarios de la misión son todos los pueblos, según el mandato del Maestro. Todos ellos deben ser alcanzados con el evangelio. Aquí se derriban barreras raciales, geográficas, culturales y sociales. Como resultado de esta reflexión, podemos decir que la misión es en si no discriminatoria, sino mas bien inclusiva.
III. El propósito de la misión:
“Por tanto id, y haced discípulos... bautizándolos... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado...” (v.20). Centenares de veces se ha oído decir en la comunidad evangélica que la misión de la iglesia no es simplemente lograr “decisiones de fe” sino hacer “discípulos”. Hay consenso evangélico en este punto. Parece que no estaríamos dispuestos a limitar nuestra definición de la misión a la tarea de presentar el “plan de salvación” con el propósito de que la persona “evangelizada” diga que sí recibe a Cristo como su Salvador. Por supuesto, la conversión personal a Jesucristo, el hecho de volverse a él en arrepentimiento y fe, es indispensable y fundamental para el discipulado cristiano. Pero admitimos que la misión de hacer “discípulos” incluye más, mucho más que nuestros esfuerzos “evangelísticos” particulares o los esfuerzos mas sectarios de una determinada colectividad, que desea ganar “almas”. El hacer discípulos es una tarea que involucra mas amplitud.
Así lo da a entender el Señor Jesús en el texto que leemos (Mateo 28:18-20), y que podemos traducir, con base en el idioma original, de la siguiente manera: “yendo, haced discípulos... bautizándolos... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. No se menciona específicamente la actividad “evangelística”. Sin embargo se presupone, porque no serían bautizados aquellos que no hubieran llegado al punto de arrepentirse de sus pecados y confiar solamente en Jesucristo para recibir el perdón y la vida eterna. El Señor espera conversiones auténticas. No es tanto un asunto de estadísticas misioneras. Se trata de ir y buscar que las gentes emprendan y prosigan el camino del “discipulado” cristiano.
Por muchos años nos hemos inquietado por lo que significa enseñar “todas las cosas” que el Maestro le había mandado a sus discípulos. A veces esto dificulta la misión, ya que pasamos gran parte del tiempo “preparándonos” En este caso el concepto de totalidad tiene que ver mas que cantidad, mas bien con calidad de la enseñanza en la tarea de hacer discípulos.
Como iglesia tenemos el ineludible deber de enseñarle a los discípulos no solamente que conozcan y memoricen todas las cosas que el Señor nos ha mandado, sino también que la obedezcan, que la practiquen. ¿Cuántas fueron las “cosas” que Jesús les enseñó a sus discípulos durante el tiempo que estuvo con ellos? La idea no es hacer un cómputo de las mismas. Sino buscar el compromiso y responsabilidad del creyente en las mismas Una lectura somera del Sermón de la Montaña basta para darnos cuenta de un buen número de imperativos éticos que vienen del Señor. En las epístolas del Nuevo Testamento hay ecos inconfundibles del Sermón de la Montaña. El llamado es mas bien a cumplir, y ser obediente en medio de la tarea misionera.
Por ejemplo, Jesús dijo: “amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). Estos mandamientos repercuten en la enseñanza del apóstol Pedro, quien habla de hacer el bien a la comunidad civil (1 Pedro 2:15; 3:8-17). Sin duda, el apóstol estaba pensando también en hacerles el bien a los enemigos de los cristianos. Lo mismo sugiere Pablo, aunque él le da énfasis a la necesidad física en que pueden encontrarse los enemigos del Evangelio: “procurad lo bueno delante de todos los hombres... si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber” (Romanos 12:17-20). Se ha citado hasta el cansancio el texto de Gálatas 6:10, donde él “mayormente a los de la familia de la fe” no borra lo de hacer el bien “a todos”. El tema de las “buenas obras” aparece no solamente en la carta de Santiago. Lo vemos también en otros textos, como en Efesios 2:8-10 y en la carta a Tito.
El Señor Jesús enseñó no solamente el asistencialismo (ayuda a los pobres), cuidado de los enfermos, alfabetización, desarrollo manual, otros). También dijo que es función del discipulado contrarrestar las obras de las tinieblas. El cristiano tiene que ser “sal de la tierra y luz del mundo”. ¿Cómo? ¿Limitándose a ser buen creyente en el hogar y en la iglesia local? No. “Así alumbre vuestra luz delante los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:13-16). El apóstol Pablo parece recoger fundamentalmente este concepto de contrarrestar el mal cuando dice en Efesios 5:11: “y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto”. La Nueva Biblia Española dice: “denúncielas”. En realidad el verbo griego traducido por “reprender” o “denunciar”, es el mismo que se usa en Juan 16:7-11. Con relación al ministerio del Espíritu Santo: “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. El significado de este verbo es fuerte. El Espíritu trae bajo convicción al pecador, y lo hace también por apartarse de las tinieblas y denunciarlas, “ponerlas en evidencia”, por el poder de la Palabra y del Espíritu.
Ya hemos afirmado que las enseñanzas de Jesús eran de palabra y obra. Su didáctica incluía la acción. Por medio de su conducta le enseñó a sus discípulos, entre otra cosas, a orar, a proclamar el evangelio del reino, a no hacer acepción de personas, a identificarse con los pobres sin marginar a los ricos, a no alejarse de personas y publicanos, a no guardar un silencio culpable ante los poderosos de su tiempo, a hacerle frente con la Palabra de Dios a los enemigos del reino y a Satanás mismo, a entregarse por entero en el cumplimiento de la voluntad salvífica de su Padre celestial. Pensar que debemos imitar su ejemplo (Juan 13:15; 1 Corintios 11:1), andando como él anduvo (1 Juan 1:6), siguiendo sus pisadas (1 Pedro 2:21).
Jesús no enseñó el uso de la violencia para el cambio de las estructuras sociales. Sufrió la violencia sin ser violento en una lucha sangrienta contra sus enemigos. Tampoco enseñó la búsqueda del poder político de parte de las Iglesias. Sin embargo, la persona, el carácter y las enseñanzas y acciones éticas de Jesús resultaron antagónicos para los poderes establecidos, tanto en lo religioso como en lo político. De otra manera no lo hubieran crucificado. Nos guste o no, hay en el evangelio auténticamente predicado y vivido simientes de transformación social. Si cambian los individuos por el poder del evangelio, se transformaría la sociedad
La misión descrita en Mateo 28:18-20 no es fácil. Jesús mismo, el Maestro por excelencia, se esforzó instruyendo por palabra y ejemplo a un grupo de doce hombres quizá durante tres años. Aquellos discípulos no solamente asistían a unas cuantas clases semanales. Vivían con el Maestro, le seguían por todas partes, y tuvieron la oportunidad de aprender de su persona, de su carácter, de sus palabras y de sus hechos maravillosos. Con todo, al final de aquellos años todavía les quedaba mucho por aprender. El Espíritu Santo les fue enviado para recordarles lo que ya habían oído (Juan 14:26) y enseñarles “todas las cosas” (Juan 14:27), incluso las que estaban por venir (Juan 16:13). El “discípulado” en la vida de los apóstoles continuó después de la resurrección y ascensión del Señor.
Ser discípulo hacedor de discípulos es tarea de toda una vida. Por así decirlo, no habrá fiesta de graduación antes de “aquel día”, cuando todos estemos con el Señor en gloria. Los pastores que en verdad desean el crecimiento cualitativo de su iglesia local, saben muy bien que no es fácil hacer discípulos y no les satisface una explicación reduccionista, simplista, del mandato misionero de Cristo (Mateo 28:18-20).
IV. La promesa para el cumplimiento de la misión:
“Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (v.20). ¡Gracias al Señor por estas alentadoras palabras! La tarea de hacer discípulos es difícil; pero no estamos solos para cumplirla. Él que tiene toda autoridad sobre cielo y tierra estará con nosotros todos los días para que vayamos a hacer discípulos a todas las gentes, bautizándolos y enseñándoles todas las cosas que él nos ha mandado.


L. Cortes G.

domingo, 24 de julio de 2011

METODISTAS DE BRASIL FUERA DEL ECUMENISMO




Metodistas continúan fuera de los organismos ecuménicos
La Iglesia Metodista del Brasil continuará fuera de los organismos ecuménicos nacionales que tengan la participación de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Las dos propuestas encaminadas al 19. Concilio General de la denominación que pedían revisar la decisión, asumida en 2006, fueron retiradas por sus autores, que preferieron “retroceder y esperar” y no cambiar el buen momento del encuentro.
Brasilia, lunes, 18 de julio de 2011
Los electos en el Concilio de Brasilia, reunido de 9 al 17 de julio, aumentan la representatividad carismática en el Colegio Episcopal, de cuatro para cinco obispos, de un total de ocho. El repliegue de los metodistas confesantes, que impulsaban la revisión de la exclusión de la iglesia de organismos ecuménicos, ciertamente se debe también a ese cuadro de fortalecimiento del ala carismática.
fuente: NOTICIAS ALAC

jueves, 31 de marzo de 2011

EVANGELISMO, EVANGELISMO , EVANGELISMO



Recordando una antigua propaganda política que salió en TV., donde un determinado partido disponía solo de unos segundos en Televisión gratis, donde se mostró un cartel que decía: "¡Trabajo, Trabajo, Trabajo!."
La consigna para las presentes generaciones es evangelizar o morir o ser absorvidos por las grandes coporaciones religiosas del mundo.

La formula para mantener vivo el evangelio de Jesucristo es la multiplicación en otros,en el lenguaje de Pablo " a quién engrendé en mis prisiones" (Fil. 1:10)es decir es mucho más que la simple proclamación se trata de llevar a las personas al "nuevo nacimiento" o la conversión y el crecimiento tal como se hace al engendrar o dar a luz un bebe, el debe recibir el alimento diario y tener un crecimiento adecuado y sostenido.

Los bautizados "no evangelizados".-
Es una frase que se esta acuñando en las iglesias históricas o de tradición "católica", ya que hay largas listas de personas en sus registros, que han pasado a formar un cúmulo de nombres de personas bautizadas, pero que no han vuelto a la vida de la iglesia o en otras palabras, no se ha cumplido con los votos bautismales y requieren ser invitados a recibir a Jesucristo como el Señor y Salvador de sus vidas.

Otro tanto es el desafío de la vida urbana, el crecimiento demografico de las grandes ciudades, el abandono de la vida tranquila de los campos que trae como consecuencia una vida agitada, donde miles de personas se pierden en el anonimato y pasan a engrosar las nuevas estadísticas de la secularización. Este es un campo blanco para sembrar la Palabra de Dios, en corazones muy necesitados de este Evangelio de Poder y de misericordia.

Evangelismo, ahora, es la consigna para que las iglesias cristianas evangélicas sigamos la senda del discipulado de Jesucristo. Evangelizar y discipular trabajando en grupos pequeños es la tarea para las presentes generaciones, a fin de dejar un legado a nuestros hijos y nietos.
Bendiciones
L. Cortes G.